El comercio minorista atraviesa un momento delicado, y el reciente Día del Padre 2025 lo ha confirmado con un panorama desalentador. Las ventas cayeron un 1.7% este año en comparación con 2024, consolidando así el tercer año consecutivo de bajas para una de las fechas más significativas del calendario comercial. Esta información surge de un informe de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que subraya la compleja realidad económica que impacta directamente en nuestros hogares.
Promociones Insuficientes Ante un Consumo Restringido
A pesar de los esfuerzos considerables de los comerciantes —más del 90% ofreció promociones especiales—, estas estrategias no lograron revertir la tendencia negativa. Según CAME, el Día del Padre 2025 dejó «un balance con resultados dispares y un desempeño general débil para el comercio minorista». Las facilidades de financiación con tarjetas de crédito y los descuentos por pago en efectivo, si bien fueron las herramientas más utilizadas para intentar motorizar las ventas, tuvieron una «efectividad limitada» en un contexto de «gran cautela por parte de los consumidores». Esta situación refleja una profunda preocupación por el gasto familiar en un escenario económico desafiante.
El estudio de CAME reveló que el ticket promedio de compra alcanzó los $41.302. Si bien esta cifra puede parecer un incremento nominal respecto al año pasado, es crucial analizarla descontando la inflación. Al hacerlo, se observa una caída real del 8.9% en el poder de compra de ese gasto en comparación con 2024. En otras palabras, tuvimos que destinar más pesos para adquirir menos productos que el año anterior.
Este comportamiento se replicó en la mayoría de los rubros, donde las ventas se concentraron «en productos de menor valor y en artículos en promoción, priorizando el cuidado del gasto familiar». Es evidente que las familias están ajustando sus presupuestos, buscando opciones más económicas y aprovechando ofertas para estirar cada peso.
La persistente contracción de las ventas en una fecha tan arraigada en nuestra cultura, como el Día del Padre, es un claro indicador de la presión económica que enfrentan los hogares. Los minoristas se ven obligados a adaptarse a un consumidor cada vez más selectivo y consciente del precio, en un mercado que continúa mostrando signos de contracción. La resiliencia del comercio local se pone a prueba una vez más ante la compleja coyuntura económica que vivimos.