Durante años, las plantas bajas de muchos edificios santafesinos fueron un paisaje cerrado: portones, rampas y rejas que separaban el espacio público de los autos. Esa frontera urbana empieza a moverse. Con una nueva ordenanza, el Concejo habilitó la reconversión de cocheras ociosas en espacios comerciales o de trabajo, un giro pequeño en la letra del Código de Habitabilidad, pero grande en su efecto sobre la trama cotidiana.
La iniciativa, impulsada por el concejal Lucas Simoniello (Unidos), parte de una observación simple: sobran cocheras vacías y faltan lugares activos en la calle. Menos autos por hogar, más servicios de movilidad compartida y costos altos de mantenimiento dejaron huecos improductivos bajo miles de departamentos. Convertirlos en tiendas, estudios o talleres significa devolverle vida a metros que ya existen.
Detrás del cambio normativo hay una idea de ciudad: menos estacionamiento, más mixtura. El plan autoriza que, bajo condiciones de seguridad y habitabilidad, los módulos vehiculares se transformen en locales, con la posibilidad de volver atrás si el mercado lo exige. Es un modelo que busca adaptabilidad más que permanencia, y que responde a un principio urbano contemporáneo: usar lo que ya está construido antes que seguir expandiendo la mancha urbana.
La ordenanza también apunta a reanimar las veredas. Abrir frentes hoy cerrados al tránsito peatonal puede modificar la percepción de seguridad, aumentar el movimiento y estimular economías barriales de pequeña escala. En palabras del propio Simoniello, “la vida urbana mejora cuando hay luz, actividad y miradas en la calle”.
El debate sobre el uso del suelo urbano deja ver un cambio cultural: la ciudad empieza a pensarse menos desde el vehículo y más desde las personas. Santa Fe se suma así a una tendencia global que privilegia la proximidad, la multifuncionalidad y el aprovechamiento inteligente del espacio.
Tal vez no se trate solo de cocheras reconvertidas, sino de una forma distinta de mirar lo que ya tenemos: una ciudad que, antes de crecer hacia afuera, decide encender las luces que tenía apagadas hacia adentro.