Del Sel admite que se deprimió después de perder.

(Desde Ciudad de Panamá). – Miguel Torres Del Sel entregó una serie de definiciones fuertes durante una entrevista que concedió a la delegación de periodistas argentinos que viajaron especialmente a Panamá para la cobertura del vuelo inaugural de Copa Airlines entre ese país y la ciudad de Rosario. Desde hace casi cuatro meses es, como lo llaman en los actos públicos, «su excelencia el embajador de Argentina» en la capital panameña. Aquí es popular porque muchos lo recuerdan por su personaje de La Tota en el programa de Marcelo Tinelli, que se podía ver en la televisión de la pequeña nación centroamericana en la que viven casi cuatro millones de personas. «Cuando presenté las cartas como representante de la embajada argentina frente a Luis Miguel Hincapié, vicecanciller del Gobierno de Panamá, en la oficina de al lado estaban todos esperándome para hacer fotos», cuenta.
No fue una entrevista más. Del Sel, el ex Midachi, esperó a la prensa en uno de los tantos bares de la planta baja del Hard Rock Hotel y saludó con un abrazo a cada periodista. Todos fuimos al Piso 10 en busca de un lugar más tranquilo de esta enorme mole de cemento que tiene 64 pisos, acompañados por el gerente Regional Mercosur de Copa Airlines, Gustavo Esusy, quien destacó el papel clave que cumplió el ex candidato a gobernador de Santa Fe por Unión PRO Federal para que se habilite los vuelos directos entre Ciudad de Panamá y Rosario. Por momentos fue muy serio, pero en otros descomprimió el clima con alguna repentina imitación y cambios de tono de voz que fueron como pinceladas de un stand up. Un Del Sel auténtico que no puede con su naturaleza de humorista.
«A partir del año que viene Argentina va a ser la estrella de América» expresó sin dudarlo, en base a la sensación que percibe en el encuentro con distintos embajadores durante los eventos que reúnen a los diplomáticos de diversos países. Hizo una síntesis de su labor en los casi cuatro meses de gestión en el piso 12 de la Torre Imperial, donde funciona la Embajada argentina en Panamá.
Destacó el festejo de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo,
el pasado 25 en el hotel Wyndham de la zona de Allbrooks, un área que ocuparon los estadounidenses cuando estaban a cargo del Canal de Panamá. «Hicimos una fiesta para más de mil argentinos en la que nos acompañaron 23 embajadores. Y con cero peso de presupuesto. Actuaron Los Nocheros y un quinteto que hizo temas de Piazzolla. Todo gratis. Conseguí 3500 empanadas, 1400 escarapelas, 1400 bombones y hasta una barra del ron Bacardi. Copa nos dio pasajes para los artistas. Todos los otros embajadores están enojados porque dicen que pusimos la vara muy alta con esta fiesta», indicó. Afirma que «procura cumplir con todas las invitaciones» para lo cual necesita de la ayuda de su chofer Fernando, a quien lo bautizó «Riquelme» porque tiene las orejas hacia afuera como el Topo Gigio que representaba el talentoso jugador de Boca cada vez que marcaba un gol. Cada 15 días tiene asado con los embajadores de países sudamericanos a la vez que juega al fútbol con argentinos y uruguayos. «Yo estoy sólo aquí, estar ocupado me ayuda» confiesa mientras anticipa que esta semana llegarán sus tres hijas para acompañarlo en su cumpleaños 59.
Se declara «entusiasmado con el rol de embajador, de poder conectar y ayudar» y hasta dijo que recibió elogios de la canciller Susana Malcorra. Además, retomó el estudio del inglés «para poder entenderme por lo menos como indio con los otros embajadores que no hablan español». Uno de sus objetivos, señala, es recuperar el intercambio comercial entre ambos países. «El tema negocios se ha caído, hubo un pico hace 5 años de 170 millones y el año pasado terminó en apenas 55 millones», consigna. «Después de perder las elecciones me deprimí», reconoce abiertamente. «Las elecciones del año pasado ya pasaron más allá de que perdió en forma ajustada y dudosa. Quedé nocaut doce días en casa hasta que me sumé a la campaña de Mauricio (Macri)», explica. Recuerda haberse sorprendido cuando Marcos Peña le hizo saber la decisión del nuevo Presidente de designarlo embajador en Panamá. Aceptó después de pensar un par de días y dar cuenta de que conocía al boxeador Roberto Mano de Piedra Durán o al cantautor Rubén Blades, emblemas de Panamá como el Canal o el aeropuerto de Tocumen, eje de la conectividad aérea del continente.
Sobre el país, subraya que el aumento de tarifas fue duro e hizo referencia a las inequidades entre lo que pagaba un santafesino y un porteño. Así, deslizó que el tarifazo era necesario en algunas provincias pero no en Santa Fe donde durante los 12 años del kirchnerismo la EPE siempre actualizó sus tarifas. A la consulta sobre cómo ve el país a la distancia, manifestó que «con problemas». Y después se descargó: «Si dejaron el auto chocado, la Argentina tumbó, por suerte se están descubriendo cosas, porque hay gente que se resiste a creer, con la Rosadita decían que era gente contando plata, se buscaba minimizar. Tuvo que pasar el caso de López, tirando bolsos a un convento. Ya no sabés qué mostrar para que la gente se termine de dar cuenta quienes nos gobernaron. Mauricio recibió un país con una herencia pesada, sin plata. Hubo que arrancar de cero, significa llevar el auto al taller, hacer chapa y pintura, las ruedas, el motor. Que ande y sacarlo a la ruta de nuevo. Esto requiere un tiempo». «Acá hay que colaborar, hay que equivocarse y corregir. Las tarifas tienen que tener un valor lógico. No creo en los estados que se hacen cargo de todo», agrega. Sin contemplaciones con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, remarca que «se puede sostener la mentira un tiempo con periodistas afines o con Fútbol para Todos que era una caja de propaganda espantosa, hasta que se descubre la mentira total, y los hechos de corrupción, y gente con 500 mil hectáreas, con empresas, y el jardinero millonario, el chofer millonario». Con respecto a «Panama Papers», la denuncia a escala global sobre cuentas en paraísos fiscales que involucra a Macri, Del Sel consideró que es un «problema de Panamá, del estudio Mossack Fonseca que creaba las cuentas y de las empresas». Si bien admitió que «quizás lo salpica» al Presidente, resaltó el comunicado oficial que aclara la responsabilidad del jefe de Estado en la sociedad creada por su padre. «Mauricio dio la cara enseguida y eso me encantó», declara.«Yo no tengo un peso en el exterior. Tengo mi casa en Santa Fe y mi campo en Cacique donde hago ganadería.
Si fuera un ministro de este Gobierno traería la plata al país. Pero son otras personas. Está la justicia, yo no quiero culpar ni defender, si están los que metieron la pata, que lo paguen. Si hay corruptos en el Gobierno de Mauricio no los voy a defender porque son de los míos. Los denuncio y me voy», desafía. «Qué raro que la Justicia aparece ahora mientras en doce años no investigó nada. Algo le pasa. Espero que con la incorporación de (Horacio) Rossatti y (Carlos) Rosenkrantz la Justicia pase a ser lo que debe de una vez por todas», advierte. Sobre la Provincia, no descartó encabezar la lista de candidatos de diputados nacionales por Cambiemos en el 2017, aunque condicionó su decisión a una charla con Macri.
Y respecto al doble estatus del radicalismo, de ser socio en Santa Fe con el socialismo y en la Nación con el PRO, recordó lo que sucedió el año pasado. «Hasta una semana antes de la elección a gobernador había radicales puteándome y a la semana andábamos a los abrazos dentro de Cambiemos», matizó.
Más serio, acorraló a los radicales que lidera el intendente de Santa Fe, José Corral. «Los radicales tienen que jugarse, con los socialistas o con Cambiemos. Yo en el 2011 me jugué, ingresé a la política y dejé de actuar, en el 2015 dejé la Cámara de Diputados para ser otra vez candidato», explicó. También hizo tiempo para fijar posición sobre los ataques que de tanto en tanto sufre por parte de Dady Brieva, quien se declara kirchnerista. «Creo que él está del lado de los mafiosos. Allá él. El acompaña el pasado, y yo el futuro. El acompañaba un proyecto que fue una basura, una banda de chorros. Igual no me voy a pelear con Dady, hablé con él la semana pasada. En el caso de que mi Gobierno sea corrupto yo no voy a salir a defender, yo me voy. Los denuncio y me voy a mi casa».
Por último, en una especie de juego de imaginación, Del Sel está convencido de que si hubiera sido candidato a gobernador en el 2011 por el kirchnerismo hubiera ganado con holgura. «Imagínense yo con el kirchnerismo, el Tango 01 bajando siempre en Santa Fe con la llegada de la Presidenta. Y los pibes de La Cámpora gritando Miguel, Miguel… Y yo regalando planes. Imagínense el potencial mío sumado a la Presidenta, todos los días en `678´. Hubiera ganado».

 

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