En un contexto donde la infraestructura urbana suele estar en el centro de las quejas, Litoral Gas destaca una curva descendente. Según la empresa, en los últimos tres años se redujeron de manera sostenida las roturas y fugas de gas vinculadas a obras públicas y tareas de terceros. La clave, dicen, está en una estrategia de abordaje más profesional y coordinado con los actores que intervienen en la vía pública.
El dato es concreto: de 430 roturas anuales, el número bajó a 308 el año pasado, y en lo que va de 2025 se registraron 127 intervenciones de este tipo. El cambio no es casual: responde a una metodología que apunta a anticiparse a los errores antes de que ocurran.
Comunicación técnica, resultado tangible
Laureano Isa, supervisor de Prevención de Daños y Búsqueda Sistemática de Fugas de Litoral Gas, explicó que la empresa reforzó su presencia en el territorio a través de capacitaciones cruzadas, contactos directos y coordinación previa con compañías que realizan obras. “Ya no esperamos a que alguien nos consulte. Nos vinculamos proactivamente con empresas como Assa, EPE o contratistas municipales y provinciales para anticipar riesgos”, aseguró.
La estrategia se basa en un principio claro: evitar la intervención a ciegas. Por eso Litoral Gas comparte planos, cronogramas y protocolos de emergencia con todas las partes involucradas. Y cuando un proyecto de obra se sube a su plataforma digital, la empresa responde con información técnica y, si hace falta, reuniones de planificación conjunta.
Emergencias con menos sorpresas
El enfoque también incluye contacto directo con organismos clave como Bomberos, con quienes se mantienen reuniones periódicas para coordinar los protocolos ante situaciones críticas. La lógica es simple: cuando cada actor conoce cómo trabaja el otro, el margen de error disminuye.
Isa remarcó que no es lo mismo dialogar con un vecino que con una empresa constructora. Por eso, desarrollaron dos niveles de atención diferenciados: uno para usuarios residenciales, con canales flexibles como WhatsApp o correo, y otro para obras de mayor envergadura, que incluye soporte técnico y planificación operativa.
Usuarios más conscientes
Desde el área de Comunicación de Litoral Gas también atribuyen parte del descenso de incidentes a la concientización de los usuarios. Campañas específicas, mailing masivo y talleres informativos ayudaron a reducir las intervenciones mal realizadas en domicilios particulares. “Explicamos cómo actuar, cuándo avisar, y qué pasos seguir para evitar roturas involuntarias. La respuesta fue buena”, aseguraron.
El descenso de denuncias domésticas, aunque menos pronunciado que el de roturas en la vía pública, sigue la misma tendencia. El objetivo es que cada vecino entienda que una pérdida mínima, si no se maneja bien, puede escalar.
Una red que se triplicó
Desde que asumió la concesión en 1992, Litoral Gas triplicó la longitud de su red: pasó de 4.746 a 13.620 kilómetros de ductos, y de 281 mil a 765 mil clientes. Actualmente, presta servicio a 130 localidades y alcanza a 2,5 millones de personas, frente a los 920 mil iniciales. La magnitud del sistema hace que cada mejora en prevención tenga un impacto multiplicador.
En tiempos donde lo que falla suele ser noticia, una mejora sostenida en los márgenes de seguridad merece ser destacada. Sobre todo si proviene de un trabajo silencioso, previo, coordinado. De esos que no aparecen cuando todo funciona, pero que son decisivos para que todo siga funcionando.