El 30 de septiembre.
Por David Boskovic.
Fecha cara a los sentimientos de los Sauceros es la que se acerca. Una fecha que está llena de matices, única, un fenómeno popular muy difícil de explicar para quienes nunca tuvieron la fortuna de vivirlo. Semanas antes ya comienza a palpitarse en Sauce, se pintan las casas, se renuevan los frentes, la época del año ayuda con su primavera. Ah eso si no te enfermes porque por estos pagos la superstición dice que agosto te prepara y septiembre te lleva. ¿Las familias se comienzan a preguntar “quien viene” y “que vamos a comer” el 30?, la previa sería la novena Patronal culminando con la procesión de antorchas que da esa vuelta a la plaza a oscuras poniendo en onda a lo que vendrá al día siguiente. Prevalece el color rojo. Pareciera que el mundo se detiene un par de jornadas previas, para ese día la mejor pilcha, para los niños se aprende la palabra ahorro ya que en casa se menciona desde mucho tiempo antes esa frase: ahorra para las Fiesta. El 30 asoma con estruendos de bombas, es Feriado Nacional Saucero, ya se han levantado todos, siguen los preparativos, llegan visitantes de localidades vecinas y de más lejos, el Saucero que se tuvo que ir vuelve. Se comienzan a ver los primeros abrazos, los reencuentros anuales. El acto Central en la Plaza que se llena de color, los alumnos participan pero desean que termine rápido, pasa que ya se ven los primeros vendedores, los copos y molinitos de viento de antaño, tradicionales, mezclados con los africanos de los últimos años y su bijouterie. Se respira un aire distinto, que se yo, algo mágico. Suenan las campanas y la histórica Capilla esta como nunca, San Jerónimo se lo merece, cosa rara pero hasta los ateos van a misa el 30, Misa a medias quizás porque lo que más importa es la Procesión. Si haríamos una encuesta sostengo que esta Fiesta es más importante que Navidad o Año Nuevo para la gran mayoría, es distinto, tradición, Fe, en fin tantas cosas. El momento emotivo cuando sale el Santo: pañuelos, lágrimas, pétalos, promeseros, los Lanceros, fervor se juntan en un momento sublime, sabiendo que la única vez que será así en este año. La vuelta la plaza, seguir al Santo, estar cerca, tan cerca como se pueda, en cada esquina una oración, algo para pedir o agradecer, seguir avanzando, el padre tapando el oído del pequeño ante la bomba que reanuda la caminata. Y así vamos, el paisaje es maravilloso, más abrazos, otros reencuentros, solo pasa el 30. Las mentes quisieran que sea eterno pero se llega frente a la Capilla, se palpita despedida, ojos brillosos, alguna ofrenda, otro discurso. El Himno, las Banderas en alto, alguno que se descompone. El final se acerca, si hasta revisamos de llevar un lindo pañuelo para la despedida, y así es llego la despedida, San Jerónimo vuelve a su lugar, lagrimas, campanadas, aplausos, la banda de música, bombas y sirenas, su himno y muchos ¡VIVA SAN JERONIMO! que desde hace unos años no suena igual. Hasta el próximo año Santo protector. Terminó la Ceremonia, ahora a saludarlo, larga fila pero el tiempo sobra, siguen los saludos y abrazos, sigue la Fe y la emoción. Pero el día completo es fiesta, cada carancho a su rancho y en la mesa seguramente un plato más habrá, por las dudas vio, si aparece algún nuevo invitado, a la tarde sigue la fiesta, los niños en su salsa y mamá me das… pasamos del tumba tarros a sofisticados inflables y camas elásticas. Nadie se mueve, todo se disfruta, música, color y más alegría, no importa el día que caiga, mañana será otro día. Se viene el 30 de Septiembre, una fecha que está llena de matices, única, un fenómeno popular muy difícil de explicar para quienes nunca tuvieron la fortuna de vivirlo como lo vive un Saucero.