Capilla San Roque en Cavour

La inmigración gringa significó no sólo poblar las tierras, sino sacrificio, abonar el suelo con el sudor del trabajo, el esfuerzo continuo. Fue también reforzar el culto por la religión católica, la que desde el inicio de la colonización impusieron los españoles.

Data el año 1880, las colonias comienzan a afirmarse en la región, pequeños pueblos que crecen en torno a la plaza principal, donde se asientan la iglesia y las principales instituciones. A esas tierras arriba Don Ángel Goddio, a muy corta edad y con poca instrucción, pero lo moviliza una noble aspiración de trabajo, como lo habían hecho antes los que fueron la familia de su suegro, asentándose en Cavour, Primera Colonia Agrícola Italiana en Argentina, para iniciar su propia lucha y conquista.

Con el correr de los años, a medida que se agrandaba la familia, Don Ángel fue adquiriendo mayores extensiones de terreno en Cavour y Colonia Rivadavia, hasta poseer más de 33 concesiones. Sin embargo, esta floreciente prosperidad se vería dejada de lado por un hecho de gran pesar para la familia.

Por aquellos años en la zona aledaña a Esperanza se extendía la terrible epidemia del Cólera que devastaba familias enteras. El padre Grenón, que estaba a cargo de la Parroquia de Esperanza, visitaba los enfermos y moribundos montado a caballo para darles los Santos Sacramentos. Así lo hacía en las inmediaciones de las colonias que eran afectadas por este terrible mal.

La Familia Goddio no escapa a este flagelo y fallece una hija de corta edad llamada Matildín. Desahuciados, los Goddio realizan una promesa bajo la fe cristiana para que Dios le conceda la dicha de que ningún otro hijo muera en vida suya, erigiendo en su honor una capilla. Años más tarde cumplen su promesa construyendo la capilla en la esquina opuesta al frente de su casa, para la que ellos mismos elaboraron muchos de los elementos necesarios con sus propias manos y las de sus familiares. En ella exaltaron al Patrono de la salud “San Roque” y también la imagen de la Virgen de La Merced.

Esta capilla fue construida con antelación a la Iglesia de Humboldt y Cavour, por lo que además de celebrarse los oficios religiosos como misas, se efectuaron sepelios, enlaces y bautismos, viajando en muchos casos los presbíteros a caballo desde Esperanza. Años más tarde las celebraciones de la Santa Misa las harían los Sacerdotes de la localidad de Humboldt.

El día exacto de la inauguración de la capilla no se sabe a ciencia cierta, debido a que hacía mucho tiempo que se esperaba la llegada de las imágenes para completar el altar. En la placa de mármol que está al frente de la misma dice: “Capilla San Roque. Ángel Goddio. 11-X-1885”.

Al llegar la fecha programada para su inauguración, y no contar con los elementos necesarios, a último momento se hizo pintar una franja de tela que aún se conserva y que reza esta leyenda: “Dedicado a San Roque. XV. Oct. 1885”.

Don Ángel Goddio y su familia fueron muy generosos y al ser propietarios de muchos bienes contribuyó con la donación del predio destinado para el cementerio comunal de Cavour en 1890.

Asimismo, cuando se construyó más tarde la Iglesia de Cavour donó la mayoría de los elementos que poseía la Capilla para las celebraciones y el vestuario del Sacerdote para celebrar la Santa Misa.

Una vida productiva

Don Ángel Goddio nació el día 24 de mayo de 1848 en Moyento Inferiore, Novara (Italia), siendo hijo de Julio Goddio y Teresa Basquetti. Llegó a estas tierras cuando tenía escasos 14 o 15 años. Apenas un muchacho con grandes proyectos, con el que sus padres no estaban de acuerdo. Sin embargo su visión y su sueño sobre Argentina, una tierra fértil que se habría a la colonización, pudieron más. Llegó acompañado por sus amigos Pedro Bernasconi y el Presbítero Luis Castronovo, con quienes se asentó en Cavour.

Este joven, a su llegada, trabajó como changarín en el molino harinero de Denner, en Esperanza, hasta escalar poco a poco posición económica. Así, al reunir algún dinero adquiere un terreno en la reciente colonia de Cavour, siempre a base de esfuerzo y trabajo, comienza a ver realizadas las aspiraciones que traía desde su patria. Se cree que una de las primeras compras de terrenos fue la realizada en las inmediaciones, al frente opuesto de donde posteriormente construyera la capilla.

Su fiel compañera y esposa fue doña Catalina Brunassi con la que tuvo una numerosa prole:

* Julio José (1875 – 1904)

* Teresa Magdalena (1887 – 1956)

* Enrique Carlos (1878 – 1959)

* Pablo (1881 – 1962)

* Carlos Julio (1883 – 1961)

* Matilde Carolina (1884 – 1946)

* Ángela Enriqueta (1886 – 1963)

* Roque Juan (1887 – 1951)

* Juan Julio (1888 – 1954)

* Bautista Luis (1890 – 1974)

* Alejandro Domingo (1892 – 1971)

* Ángel Pablo (1895 – 1979)

* Catalina Clara (1899 – 1973)

* Matildín y Estebancito (fallecidos de niños).

La vida de don Ángel se vio truncada muy joven, cuando a los 56 años fallece como consecuencia de una corta enfermedad.

 

 

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