San Agustín: La posta del Bajo

El pasado invierno me acerqué a la localidad de San Agustín, Santa Fe, cuando junto al camino la veo… una vieja casona que podría pasar por una más de esa que pueblan el paisaje rural santafecino, si no fuera por los llamativos carteles azules cuyas letras nos susurran en silencio su historia. Carteles que debemos agradecer a los dirigentes de localidad que resguarda, promueve y difunde sus raíces, batallando contra el olvido. Una localidad que debe ser un ejemplo a seguir.

A mediados del 1800 en medio de la nada, junto a un polvoriento camino se construye una habitación que oficiaría de una estafeta postal. De ella partirían y llegarían documentos públicos, pero también trozos de papel cuyo cuerpo llevaría impregnados sueños, mensajes de amor, de lucha, de sufrimiento, de vida, de aquellos hombres y mujeres que a fuerza de voluntad conquistaban estas nuevas tierras hostiles, para tejer con su esfuerzo el destino de una nueva provincia. En su entorno existía un espacio de tierra destinado para pastoreo de los animales. El lugar, de vital importancia en su época, se conocía y conoce como La Posta Del Bajo. Con el tiempo el sitio perdió su oficio. Fue en 1897, que la familia Falco-Pairetti, construye en su entorno su hogar, la vivienda que hoy nuestros ojos pueden disfrutar. De esta forma la posta queda inserta en la casa, como una habitación más.

Hoy la historia de la Posta flota en el aire como un recuerdo que se niega a partir, invitándonos a soñar en un pasado de hombres y mujeres que habrían camino en sus vidas a fuerza de trabajo, con el valor de cumplir los sueños, a cualquier precio. Si se puede soñar, se puede realizar, solo hay que desearlo de VERDAD, y estar dispuesto a todo.

 

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