En uno de sus mensajes más duros de los últimos años, Cristina Fernández de Kirchner reapareció públicamente para cuestionar con crudeza la gestión económica del presidente Javier Milei. Desde su prisión domiciliaria, la expresidenta del PJ calificó al mandatario de “cobarde” y lo acusó de culpar a otros por la corrida cambiaria, en alusión tanto a la oposición peronista como a su propia vicepresidenta, Victoria Villarruel.
“¡Ves que sos un Presidente muy cobarde!”, escribió Cristina en sus redes, en respuesta a declaraciones de Milei y Luis Caputo, quienes habían vinculado la tensión en el mercado con “los kukas” y con Villarruel, a quien el presidente definió como “la amiga de Videla”. La exmandataria devolvió el golpe con ironía y una advertencia: “Cuando no les sirvas más, te van a tirar al basurero de la historia”.
El mensaje, extenso y cuidadosamente redactado, se centró en una crítica integral al programa económico libertario. Acusó al Gobierno de sostener una narrativa simplista basada en la reducción del gasto público, sin resultados tangibles en reservas, inflación o nivel de actividad. “No hay inversión, el consumo se desplomó y el verdadero problema del país sigue siendo la falta de dólares agravada por el feroz endeudamiento y la fuga de capitales”, expresó.
También cuestionó el uso de herramientas monetarias restrictivas como los encajes bancarios, al tiempo que ironizó sobre los fracasos de la dolarización prometida. “En abril decías que el dólar iba a bajar a 900 y que ibas a dolarizar a 911. Ayer te cerró a $1.385”, recordó, vinculando la suba con el préstamo de US$2.000 millones aprobado por el FMI pese al incumplimiento de la meta de reservas.
Cristina no eludió referencias personales ni el contexto judicial que la afecta. Reiteró que su prisión y proscripción son parte de un entramado político que, según ella, responde a intereses económicos y geopolíticos que operan desde afuera. “Te necesitaban funcional, vendepatria, y para eso me tenían que sacar del camino”, sostuvo, aludiendo a lo que denominó como “las Fuerzas del Norte” y el “poder económico local y mediático”.
En uno de los pasajes más ácidos del mensaje, advirtió al presidente sobre su rol eventual como descartable: “Determinados adminículos se usan una sola vez y luego se tiran”, escribió, con tono sarcástico.
La intervención de la expresidenta reaviva las tensiones entre el peronismo y el oficialismo libertario en un momento de fuerte volatilidad económica. También impacta en la interna del PJ, donde su liderazgo sigue vigente aunque cuestionado por sectores moderados que buscan una alternativa electoral sin su tutela directa.
El tono del mensaje, que mezcla ironía, indignación y advertencia, marca un punto de inflexión en el silencio estratégico que Cristina venía manteniendo. Su reaparición plantea una línea de confrontación directa con Milei y redefine el eje del debate político: entre la motosierra y la memoria, entre el ajuste ortodoxo y una oposición que, aunque fragmentada, conserva reflejos discursivos de poder.
