Humboldt: »La Bámbola» brilló en el Tiro Federal

La obra teatral se presentó como parte del ciclo que lleva adelante el Grupo de los Diez y la Comuna de Humboldt.

En la noche del viernes 25 de julio se presentó la segunda obra del ciclo de teatro que lleva adelante el Grupo de los Doez junto a la Comuna de Humboldt. En este caso la puesta en escena estuvo a cargo de un grupo de Santa Fe que imterpretó “La Bámbola”, obra adaptada del clásico literario “Fausto”. La función comenzó a las 21:30 Hs. y se llevó a cabo en el salón del Tiro Federal, donde el público se hizo presente en muy buien número.

A modo de dar cuenta de la obra en sí y bajo nuestro sencillo conocimiento del arte teatro es que hayamos en las palabras de Roberto Schneider, cronista del Diario El Litoral, en resumen más que apropiado en lo que a los por menores se refiere y que hemos podido, nosotros también aquí, apreciar. El periodista publica sobre “La Bambola”:

“llevame, llevame…” pide como un fantasma permanente Isolda La Bámbola, una de las protagonistas de “La Bámbola”, la obra de dos consagradas dramaturgas santafesinas como María Rosa Pfeiffer y Patricia Suárez, que nos transporta a las primeras décadas del siglo XX en la pampa gringa argentina. Como bien sostenía Rubén von der Thüsen antes del estreno, una casa en las afueras de un pueblo es el escenario de esta historia que deviene en tragedia. Un hombre mayor, un artista, un músico (Fausto) llega a esta casa ubicada en el pueblo de su juventud escapando de una vida dedicada a la música, a los conciertos y a una exposición pública que lo ha arrastrado a los bordes de la locura, llegando en su último concierto a destrozar un piano con un hacha.

La dueña de esta finca (Fiora) es una viuda que vive con su hija (Isolda); esta última está, a desgano, en los preparativos para su boda con el bibliotecario del pueblo (Hans). La llegada de Fausto provoca cambios, tanto en él como en Isolda, generándose una atracción por parte de ambos, alimentada aún más por el deseo de Isolda de conocer un mundo que hasta el momento le ha sido vedado. Esta relación amorosa, entre Isolda y Fausto, intenta crecer oculta ante los ojos de los demás personajes, pero la mirada atenta de Fiora (La madre) observa desde las sombras el curso de la relación, con un final que aquí no revelaremos.

El comienzo de la puesta en escena de Von der Thüsen es impresionante. Con el teatro en penumbras, con muebles cubiertos con telas blancas y arañas con luz precisa, estremece. Después, una luz intermitente portada por Hans señala alguno de los caminos de ingreso a esa casa fantasmal. Sentada, La Bámbola, vestida casi como una novia permanente, se destaca. Y pide que se la lleven. Fausto y Fiora harán su ingreso para, todos juntos, contar esa historia plena de sensaciones en la que se se narra un hecho para habitar un momento eterno que incluye el silencio de la vida y de la muerte.

Las lecturas posibles que están en el texto de las autoras son múltiples. El tema básico es el de la tremenda fragilidad humana: las fuerzas de la naturaleza, la sujeción del cuerpo a las veleidades de la materia orgánica, la usura del tiempo, la desproporción entre las aspiraciones y los logros, la caprichosa distribución de los frutos del trabajo; todo parece conspirar contra un criterio de bienestar terrenal. A la vez, en casi todas las existencias hay módicas cuotas de felicidad doméstica, y renace sin pausa la esperanza de una vida mejor.

Se advierte un fuerte trabajo del director con sus actores y con el compromiso de su espectáculo.

Verlo actuar a Claudio Paz es un placer: el actor transmite la incertidumbre de un hombre atrapado por el amor y la pasión en plena crisis artística y lo hace a partir de un trabajo comprometido. Nelda González es la potente Fiora (¿Mefistófeles?) y su interpretación, rica en matices, resulta de muy buen nivel. Celina Vigetti es la torturada Bámbola, que no oculta su desenfreno tras su aparente mansedumbre. La actriz resuelve con eficacia su atribulado personaje, en tanto que Gustavo Palacios Pilo otorga a Hans la necesaria cuota de verosimilitud a partir de un comprometido y preciso trabajo, pleno de matices.

Es excelente el vestuario de Verónica Bucci, Luciana Brunetti y Facundo Ternavasio, rico en texturas y apropiadas tonalidades; son de muy buen nivel los peinados y el maquillaje de Lucía Sogin y los tocados de Alicia Rojas y es correcta la compaginación musical de Juan Candioti y von der Thüsen, asistido en la co-dirección por Selma López. Todos inmersos en una totalidad exquisita, que requiere de muy buenos sentidos para apreciarla.>

El ciclo de teatro continua el próximo 24 de agosto con la presentación de un grupo de Moises Ville que interpretará “Edipo y Yocasta”, en tanto que en septiembre cerrará la serie de obras con el estreno que pondrá en escena el Grupo de los Diez, más precisamente el día 28 de ese mes.

 

 

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