Reconocen a participantes de concurso literario en Esperanza

En honor a Santa Teresa de Ávila y con motivo de los quinientos años de su nacimiento el Equipo Parroquial de Cultura y Comunicación de la Basílica de la Natividad organizó un concurso literario juvenil e infantil y luego de la finalización del mismo fueron reconocidos y premiados los diversos participantes.

El jurado, integrado por María de los Ángeles Althaus de Molina, Rita Mondini, Wilma Hilgert de Bolzico y Mabel Pruvost de Kappes, al considerar las bases de la convocatoria, llegó a las siguientes conclusiones:

– Categoría A: de 10 a 12 años:

Dado que se presentó un solo trabajo dentro de esta categoría, decide otorgar mención al texto: “Lee y conducirás”, de Lucía Pascua.

– Categoría B: de 13 a 15 años

Se presentaron veinticuatro trabajos. Después de la evaluación por parte del jurado se resuelve:

Otorgar primer premio al trabajo:

“Juntos andemos Señor”, de Lucía Galoppo, María Florencia Chiavón y Lisa Lugli.

Otorgar segundo premio al trabajo

“Para mí la oración es un impulso”, de Julieta Cignetti, Eugenia Mehring y Renata Varisco.

Otorgar tercer premio al trabajo

“Fosca” de Alejo Leonardi.

Además, se otorga mención especial a la poesía

“Santa Teresa de Jesús” de Rocío Gasser, por su contenido y su expresión, aunque se deja asentado que no se ajusta a las bases del concurso al no hacer referencia a ninguna de las frases presentadas.

– Categoría C: de 16 a 18 años

Se declara desierta esta categoría porque no se presentó ningún trabajo.

El acto de premiación, en el que se encontraban presentes: integrantes del Equipo Parroquial de Cultura y Comunicación de la Basílica de la Natividad de la Santísima Virgen (E.Pa.Cu.Co.), la directora del Colegio San José (institución a la que pertenece la mayoría de los participantes del certamen, los jóvenes galardonados, sus familiares y público en general, contó con la proyección de un corto sobre la vida de Santa Teresa de Ávila, palabras del párroco, P. Axel Arguinchona y la entrega de medallas, diplomas y material bibliográfico a los jóvenes.

Los presentes pudieron disfrutar también de la interpretación de los músicos de la Cátedra de Música de Cámara del Liceo Municipal José Pedroni, a cargo del profesor Mauro Bertiche. Los intérpretes: Anabel Abero, Pablo Marcos Boffa, en violoncelo; Virginia Bonvin en Violín y Luis Bonvin en flauta traversa, interpretaron obras como Minuetto, Hallelujah, Moon River, Cerca de Ti Señor, y La Volta.

El cierre estuvo a cargo del joven violinista Emiliano Bourquín que deleitó a los presentes con distintas interprerpretaciones folclóricas.

El equipo Parroquial de Cultura y Comunicación agradece a todos los que apoyaron este certamen y colaboraron para que este acto de premiación fuera un agradable encuentro.

Primer Premio categoría 13 a 15 años

Juntos andemos Señor…

“Juntos andemos Señor, por donde fuiste, tengo que ir, por donde pasaste tengo que pasar”

Es una frase breve pero muy profunda ya que seguir a Jesús implica renunciamientos, negarme a mí mismo, esforzarme, aprender a ser humilde, sencillo… Y estas acciones son grandes desafíos diarios en el crecimiento de cada uno como persona.

Esta frase me invita a seguir a Jesús poniendo atención en sus enseñanzas:

  • Andar junto al Señor, me exige positivamente tenerlo presente en mi vida en todo momento; si yo “ando” con Jesús lo tengo presente en mi vida, en mis decisiones, en las situaciones que debo afrontar, en las relaciones personales que tengo con los demás, en el cuidado de mi persona, en mi proyecto de vida.
  • Ir por donde Él fue es para mí ir al encuentro del hermano que me necesita, del que más sufre, el que aún no conoce a Dios o está alejado de Él.
  • Pasar por donde Él pasó me inspira a dejar buenas huellas en la vida de las personas por donde hoy yo también paso, a través de mis buenas acciones, de mi comprensión, de mi servicio generoso, etcétera.

La historia de Mora

Mora era una joven muy bella, alta, rubia, con unos ojos color azul como el mar.

Vivía con sus padres y su hermana menor en una ciudad muy pintoresca de Francia. Siempre fue muy especial porque además de su belleza tenía un gran corazón. Durante la semana, ella como todos sus amigos, iba al colegio, estudiaba, hacía deportes, se divertía. Pero ella los fines de semana los dedicaba para visitar a niños humildes, desconsolados, que se sentían solos. Sus compañeros del colegio no entendían cómo ella cambiaba salir al boliche, ir a acampar o esquiar, por irse con esos niños.

Les contaba que era muy feliz, que conseguir una sonrisa de esos niños era lo más hermoso que le pasaba en su vida. Les contaba que había alguien que los amaba, los acunaba, les traía alimento, que se llamaba Jesús, y que ella solo le prestaba sus manos, su corazón para que ellos lo conozcan.

Mora terminó su secundaria y tenía que irse de viaje a conocer Europa para celebrar su graduación. Pero ella les pidió a sus padres ese dinero y decidió irse de misionera al África, quería seguir el camino de Jesús. Ese es el camino que eligió para su vida. Muchos la cuestionaron. Decían: “Pero, ella lo tiene todo. Puede viajar, vivir en los mejores lugares del mundo. ¿Cómo va a renunciar a esa vida para ir con los pobres?”

Sin embargo, Mora sentía todo lo contrario, nunca se sintió tan feliz, claro que no fue una decisión fácil, pero ella no tenía dudas, quería seguir el camino de Jesús.

Lucía Galoppo, María Florencia Chiavón y Lisa Lugli.

Segundo premio categoría 13 a 15 años

Frase elegida: “Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías”

Quiso decir que la oración es un diálogo con alguien, puede ser dirigida (a Mamá María, Papá Dios, al señor Jesús o a los Santos); es lo que brota de lo más profundo del corazón y que no es necesario orar con palabras sino en silencio. Y depende cómo está mi corazón, me expreso con tristeza y desesperanza, con angustia y con desconfianza, otras veces con reproches y enojos por ejemplo:

*Cuando pedimos ayuda para que nos vaya bien en un examen y luego el resultado es malo, le oramos con enojo y tristeza.

* Cuando pedimos algo que nos gusta y no nos lo dan

*Cuando rezamos sólo para pedir cosas materiales.

*Cuando perdemos a un ser querido y nos enojamos con Dios porque nos lo quitó.

Y pocas veces nos acordamos de dialogar cuando estamos alegres, porque somos débiles.

Santa Teresa, al referirse a que “la oración es una sencilla mirada al cielo” nos quiere decir que no tenemos que estar con la cabeza gacha, mirándonos a nosotros mismos con nuestros problemas y siendo egoístas, sino con la mirada en alto clamando al cielo sin perder la confianza en que Dios nos escucha, por ejemplo: el Padre Daniel Acar nos enseñó que “los cristianos debemos caminar con la frente en alto porque Dios nos ama”.

También lo podemos relacionar con que, cuando estamos en pecad, nos sentimos culpables y con mucho peso, por eso bajamos la cabeza y sentimos vergüenza de levantar los ojos al cielo.

Al decirnos que la oración es “un grito de agradecimiento” se refiere al gozo y bienestar que sentimos:

-Al ser agradecidos

-Al perdonarnos en la reconciliación y perdonándonos entre nosotros.

-Por recibir bendiciones cotidianas.

-Por las buenas amistades.

-Por la familia que tenemos.

Y que esa inmensa alegría nos ensancha el corazón cuando somos agradecidos, lo contrario es cuando somos egoístas, se nos endurece el corazón.

Santa Teresa nos enseña con este grito de agradecimiento y de amor, que debemos aceptar la voluntad de Dios confiando en su plan de amor. Aunque tengamos penas, Dios siempre piensa en nuestro bien, con ellas nos ayuda a madurar y crecer.

Entonces podemos decir que todo esto nos ayuda a reflexionar sobre que la oración se puede hacer en cualquier momento y en cualquier lugar. Por ejemplo, cuando vamos en bicicleta, estamos barriendo, en el dormitorio, a solas, visitándolo en su casa, el templo, o realizando cualquier otra actividad cotidiana hecha con amor y disposición, podemos charlar con Dios. Realizamos oración mientras trabajamos, porque la actividad no detiene la oración, y la oración no molesta al trabajo. Con sólo elevar la mente a Dios en una breve plegaria, estamos realizando una hermosa oración poniendo todo en sus manos para que Él lo use como mejor le parezca.

 

 

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