A lo largo de sus cuatro capítulos, «Bilardo: el doctor del fútbol» tiene como hilo conductor los siete años que el entrenador dirigió a la Selección Argentina, que incluyeron los procesos detallistas y obsesivos que lo caracterizaron para alcanzar el objetivo máximo de ganar el Mundial en 1986 primero, y en 1990 después.
Párrafo aparte para César Luis Menotti, cuyo testimonio es un valor agregado y su decisión de haber aceptado participar, además de ser un gesto de reconocimiento, es un síntoma de que -más allá de las diferencias futbolisticas- hoy en día están más separados por sus seguidores que por ellos mismos.
En medio de ese recorrido, Gloria Di Bello, la mujer de Bilardo, y Daniela, su hija, cuentan cómo fue acompañar a su esposo y vivir alejada (sobre todo en su adolescencia) de su padre durante aquellos años.
«Me gustaría que todos sepan quién es realmente mi papá», avisa Daniela en el comienzo de la serie. En particular, su relato es uno de los más reveladores porque permite entender que Bilardo no sólo se alejó de sus seres queridos por su manera inagotable de trabajar, sino para «cuidarlos» de la vorágine que lo tenían en el blanco de las críticas cuando tomó el mando en la Selección.
Acompañando esos testomonios, hay lugar para una de las grandes riquezas de esta producción dirigida por Ariel Rotter y escrita por Sebastián Meschengieser y Gustavo Dejtiar, con la producción ejecutiva de Federico D’Elía, Cune Molinero y Alejandro Turner: el archivo de videos caseros que el propio Bilardo filmaba para registrar y atesorar los momentos que compartía con su familia. Esas cintas contienen, además de mucho fútbol, imágenes de Bilardo bailando el vals con su hija, dando clases en Japón y hasta protagonizando un particular baile en una fiesta previa al Mundial de México.
Bilardo admite en más de una oportunidad que por el fútbol se olvidó de vivir. Hay una frase de Oscar Ruggeri (además de una anécdota que no va a ser spoileada) que lo deja claro: «Primero la Selección, después la Selección, después la Selección, y después viene la familia», les decía el Doctor a los jugadores según recuerda el ex defensor. De hecho, el último capítulo se titula «Me olvidé de vivir», una cita que remite a la canción de Julio Iglesias y que el protagonista de esta historia usó varias veces. Aunque Daniela piense lo contrario.
