Bolsillo santafesino: cinco gestiones simples que bajan gastos hoy

Cuando el presupuesto aprieta, no hay magia: hay trámites. Cinco, concretos y de acceso amplio, que —bien hechos— recortan o evitan costos sin depender de sorteos ni promociones efímeras.

Empecemos por lo básico del hogar. Si nunca te registraste o no actualizaste datos, el RASE sigue siendo la puerta para conservar los subsidios de luz y gas. No requiere gestor ni “contactos”: piden DNI y CUIL de los mayores de 18 del hogar, además del número de medidor y el NIS que figura en tus facturas. El registro nació con el objetivo de bonificar a hogares de ingresos bajos y medios hasta un volumen indispensable de consumo; por eso conviene revisar la declaración jurada cuando cambian ingresos, convivientes o titularidad del servicio. Un dato práctico: hacerla una vez y olvidarse es receta segura para perder beneficios cuando la realidad cambia.

El agua también tiene su camino de alivio en Santa Fe. La Tarifa Social de Aguas Santafesinas se tramita con documentación básica —identidad, cuenta del servicio, acreditación socioeconómica— y contempla realidades distintas (jubilaciones mínimas, hogares con discapacidad, entre otras). No es un “favor” ni una excepción discrecional: es un régimen previsto en la regulación provincial y tutelado por el ente regulador. Si en tu barrio la factura pesa más de lo que debería para tus ingresos, este trámite ordena esa desproporción por la vía formal.

Tercer frente: conectividad. La Prestación Básica Universal (PBU) es el piso de telefonía, Internet y TV con precios accesibles para los grupos definidos por la norma. No es un plan “promo”, es una obligación regulatoria: habilita paquetes básicos para no quedar desconectado del trabajo, la escuela o un trámite bancario. Si encuadrás en las categorías previstas (por ejemplo, titulares de AUH/AUE, monotributo social, entre otras), pedila: una conexión estable y pagable suele ahorrar más que lo que se ve en la factura —tiempo, traslados, comisiones— y evita caer en servicios “premium” que no usás.

El cuarto gesto es menos conocido y vale oro: el Botón de Arrepentimiento. Si compraste a distancia (web, app o teléfono) y el producto no era lo que esperabas, tenés 10 días corridos para revocar la aceptación sin penalidades. El proveedor debe tener el botón visible en su página principal y canalizar la devolución sin obstáculos. Usarlo a tiempo no es “aprovecharse”: es evitar gastos hundidos (envíos, reventas a pérdida, cambios por algo que nunca quisiste). La clave está en actuar dentro del plazo y dejar constancia.

Por último, cuando algo sale mal y el proveedor se hace el distraído, reclamá. La Ventanilla Única Federal es hoy el canal formal para iniciar denuncias de consumo en todo el país: centraliza el ingreso y deriva a la autoridad local. Cargos indebidos, suscripciones activadas sin consentimiento, incumplimientos de garantía: si lo dejás pasar, se repite; si reclamás, muchas veces recuperás dinero o frenás el cobro futuro. Presentar el caso con datos (factura, fecha, respuesta del proveedor) acelera el trámite y mejora tu chance de solución.

No hay atajos milagrosos, pero sí rutinas inteligentes. Registrar y actualizar el RASE cuando cambian las condiciones del hogar, pedir la Tarifa Social de agua si corresponde, adherir a la PBU cuando encuadrás, ejercer el arrepentimiento a tiempo y reclamo formal cuando hace falta. Cinco movimientos sencillos que, acumulados, ordenan el gasto y devuelven previsibilidad al mes.

 

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