La Navidad volvió a quedar atravesada por la violencia letal en Rosario. Un joven de 25 años murió este jueves por la mañana luego de haber sido baleado en la zona noroeste de la ciudad, en un episodio ocurrido mientras gran parte del territorio urbano seguía activo tras los festejos nocturnos.
El hecho se registró alrededor de las 5.30 en inmediaciones de México y pasaje Nazca. Vecinos dieron aviso a la policía tras encontrar a un hombre herido en la vía pública. La víctima fue trasladada de urgencia al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde falleció horas después pese a las intervenciones quirúrgicas.
Según los primeros reportes oficiales, el joven presentaba una herida de arma de fuego en el abdomen, con lesión vascular grave, compromiso de la vena ilíaca y múltiples daños intestinales. En el lugar del ataque se halló una vaina servida, presuntamente calibre 9 milímetros, lo que refuerza la hipótesis de un ataque directo.
La víctima fue identificada como Milton Lucas Lobos, de 25 años. Al momento de ser asistido en la escena, se encontraba consciente pero desorientado y con signos de haber ingerido alcohol. Junto a él había una mujer que declaró haberlo encontrado tendido en el suelo al regresar de un kiosco cercano.
El homicidio ocurrió en una franja horaria crítica, cuando la circulación de personas, el consumo de alcohol y la menor presencia de controles suelen superponerse. No es un dato menor: las madrugadas de las fiestas concentran históricamente episodios violentos que luego se diluyen en el balance general del día.
La investigación quedó a cargo de la Policía de Investigaciones, que intenta reconstruir la secuencia del ataque y establecer responsabilidades. Por ahora no hay detenidos ni información oficial sobre el móvil del crimen.
El cierre de la mañana encontró a Rosario sumando un nuevo homicidio en una fecha simbólica. Más allá del caso puntual, el episodio vuelve a señalar una pregunta incómoda: qué tan preparada está la ciudad para gestionar las horas en las que la vida cotidiana se suspende, pero la violencia no.


