Cuatro detenidos escaparon de la Comisaría 21ª y dos siguen prófugos. El episodio reaviva el debate sobre el uso de seccionales como cárceles transitorias y expone falencias de gestión en seguridad.
Rosario, 3 de septiembre de 2025. La fuga de cuatro presos en la Comisaría 21ª de Arijón al 2300 volvió a desnudar la fragilidad del sistema de detención en la provincia. Dos reclusos fueron recapturados, pero Francisco Torren e Ignacio Elías Ruiz permanecen prófugos. Ambos tenían causas por robos agravados.
Según fuentes oficiales, los internos aprovecharon un descuido en la entrega de agua caliente para reducir a un suboficial y huir por techos y patios hasta la calle. Aunque el operativo cerrojo permitió atrapar a dos, la fuga parcial expone un problema de fondo: las comisarías siguen siendo usadas como cárceles improvisadas.
El propio Ministerio de Seguridad reconoció que la seccional aloja detenidos transitorios hasta su traslado al Servicio Penitenciario. En la 21ª había 16 presos, exactamente su capacidad máxima. La explicación no hace más que reforzar las críticas: se opera al límite, sin márgenes de seguridad y con personal policial desbordado por funciones que no le corresponden.
El episodio se suma a una seguidilla de fugas en distintas seccionales de Rosario y del sur santafesino. Especialistas en seguridad y sindicatos policiales vienen advirtiendo que sin inversión en infraestructura penitenciaria y sin redefinir el rol de las comisarías, la repetición de estos hechos es inevitable.
El gobierno provincial, que prometió un plan integral de seguridad y cárceles modernas, enfrenta un déficit que golpea su credibilidad: los presos escapan por fallas elementales de control. Mientras la policía monta operativos para recapturar, la pregunta de fondo sigue abierta: ¿cuánto más se puede sostener un sistema que se sabe saturado y vulnerable?
