La Capital tuvo acceso a la nota que un grupo de 240 propietarios, vecinos y comerciantes de las torres siniestradas le enviaron al jefe de la Casa Gris, Antonio Bonfatti.
Después de la polémica desatada por la decisión del gobierno provincial de no expropiar el inmueble donde se produjo la explosión del 6 de agosto de 2013, La Capital tuvo acceso a la nota que un grupo de 240 propietarios, vecinos y comerciantes de las torres siniestradas le enviaron al jefe de la Casa Gris, Antonio Bonfatti. El texto expresa con duros conceptos los motivos por los que no quieren allí un “cementerio a cielo abierto”. Además, los firmantes claman por volver a una vida “menos traumática” y no vivir en “un deprimente y eterno luto”.
Esta misiva fue elevada el año pasado a Bonfatti, a la intendenta Mónica Fein y a las autoridades del Concejo Municipal (Miguel Zanmarini y Norma López) y fue la que despertó la bronca de los familiares, ya que en base a este planteo el gobierno provincial tomó la decisión política de no expropiar finalmente el inmueble.
“Nos dirigimos a las autoridades municipales y provinciales, respectivamente, para ponerlas en conocimiento de nuestra negativa a la propuesta de la «Plaza de las 22 estrellas», formulada por parte de los familiares de algunas víctimas fatales”, apuntan en el inicio de la carta fechada en junio de 2014.
La misiva se conoció en forma paralela a que algunos de los familiares de las 22 personas muertas en la fuga y explosión expresara su disgusto tras conocer la decisión de la provincia de no expropiar el terreno. Fue durante un raid de manifestaciones que comenzó la mañana del viernes en los Tribunales provinciales, continuó en la sede local de la Gobernación con amenazas de permanecer hasta que el gobernador diera una respuesta y terminó en la conmemoración, a un año y medio de la tragedia, frente al muro que se levantó en el inmueble.
“Comprendemos el dolor y el pertinente reclamo de justicia, dado que nosotros también hemos sido damnificados, pero entendemos que una plaza con cruces sería un estigma para una cuadra lo suficientemente castigada”, resaltaron los vecinos y comerciantes en la argumentación de su rechazo a la expropiación.
La carta está acompañada con los datos y rúbricas de las 240 personas de Salta 2100 que piensan diferente a los familiares que pretenden un memorial en el lugar.
“Después de los terribles sucesos vividos, los damnificados y los sobrevivientes deseamos poder continuar con nuestras vidas de la forma más ordenada y menos traumática posible y un cementerio a cielo abierto recordándonos cada día lo sucedido poco contribuye a eso”, explicaron en la nota.
Por otro lado, este grupo de vecinos y comerciantes destacó en la carta que esa plaza que proyectan los familiares de las víctimas “compromete seriamente la seguridad del edificio lindero (Salta 2159) teniendo en cuenta que las cocheras de este último se encuentran separadas del terreno en cuestión, por un simple tapial. De modo tal que los habitantes de ese edificio continuarían teniendo un riesgo nada despreciable de nuevos perjuicios materiales”.
Y plantearon que, en caso de que se pretenda la expropiación del terreno, debería haber un plebiscito “al menos entre los vecinos que forzadamente deben convivir con los resultados de dicha decisión”, demandaron.
“Sobre todo —consideraron— porque, como sobrevivientes, creemos que el mejor monumento a la memoria no es un cementerio a cielo abierto, sino algo que apueste al futuro, como un jardín maternal, comedor infantil, fundación solidaria, una escuela de oficios o alguna institución semejante a través de la que pueda canalizarse la esperanza y no un deprimente y eterno luto”.
Por último, los vecinos y comerciantes coincidieron también en la posibilidad de “encontrar una solución conjunta al conflicto planteado, a través de una fluida comunicación, con base en el diálogo, el respeto y la inclusión de las diversas opiniones”.