Cuando en enero de este año la comunidad científica internacional comenzó a hablar de una nueva variante de Covid-19 bautizada XFG, la noticia no captó la atención pública. En una sociedad fatigada por la pandemia y sus derivaciones, el virus parecía ya parte del paisaje sanitario. Pero seis meses después, y con casos confirmados en Córdoba, la pregunta vuelve a instalarse en Santa Fe: ¿debemos preocuparnos?
Andrea Uboldi, secretaria de Salud de la provincia, eligió el camino de la claridad. “No representa un peligro mayor para la mayoría de la población”, dijo. Pero no por eso dejó de advertir: hay grupos que deben extremar cuidados, revisar sus esquemas de vacunación y consultar ante síntomas respiratorios.
La variante XFG, conocida popularmente como “Frankenstein” por su origen en la recombinación de dos subvariantes de Ómicron, ya circula en 38 países. En Brasil, llegó a representar el 62% de los contagios en ciudades como Río de Janeiro. En Argentina, los primeros tres casos se detectaron en Córdoba a principios de julio. En Santa Fe, por ahora, no hay muestras sospechosas.
Uboldi evita el pánico. Pero subraya con precisión. La XFG no es más agresiva ni más mortal. Pero sí presenta un patrón sintomático distinto: mayor compromiso laríngeo, con cuadros de disfonía, pérdida de voz y dolor de garganta. Esa particularidad obliga a no confundirla con una gripe común ni a automedicarse sin evaluación médica.
El verdadero llamado de atención, sin embargo, va más allá de los síntomas. Está en la vigilancia. Santa Fe participa del sistema nacional de vigilancia genómica, enviando muestras al Instituto Malbrán para monitorear qué variantes están efectivamente en circulación. Hoy, ese dato es más relevante que el número diario de casos.
En paralelo, la Secretaría de Salud mantiene la disponibilidad de vacunas contra Covid-19, gripe y virus sincicial respiratorio. La campaña se focaliza en mayores de 65 años, personas inmunocomprometidas, embarazadas y niños pequeños. “La vacunación sigue siendo nuestra principal herramienta”, recuerda Uboldi.
Con niveles bajos de circulación de Covid e influenza, pero un leve ascenso del virus sincicial, el escenario actual exige una respuesta sin sobresaltos, pero sin distracción. Prevenir sin alarmar, sostener sin relajar, y comunicar sin saturar. El desafío no es nuevo. Lo que cambia —como el virus— es la forma en que debe enfrentarse.