La mañana del domingo avanzaba sin sobresaltos hasta que un llamado alertó sobre un posible episodio de violencia en una vivienda de Moreno y Bosch, en Esperanza. Lo que siguió dejó a la ciudad ante dos escenas que se encadenaron con una velocidad que impidió cualquier intervención estatal. En la casa fue hallada sin vida María Cecilia Ojeda, de aproximadamente 40 años, y poco después un hombre murió al chocar en moto contra un camión en la ruta provincial 6. Ambos hechos terminaron conectados por la investigación.
La secuencia importa porque coloca a los investigadores frente a un caso en el que el principal sospechoso falleció casi de inmediato. La fiscal Laura Giordanino trabaja sobre la muerte de la mujer, mientras que su colega María Laura Arri interviene en el siniestro vial. Para ambas unidades, la reconstrucción de tiempo y desplazamientos es ahora decisiva para determinar si se trató de un femicidio y qué ocurrió después.
Según los primeros reportes policiales, familiares de la víctima intentaban comunicarse con ella desde temprano y la falta de respuesta los llevó a acercarse al domicilio. Allí encontraron a Ojeda sin vida. Las líneas de investigación inicial señalaron a su ex pareja, con quien compartía hijos y sobre quien existían antecedentes de violencia. Algunas personas del barrio afirmaron haber visto a un hombre retirarse a toda velocidad en una moto de características similares a la que luego apareció en la ruta.
El choque ocurrió minutos más tarde. La motocicleta impactó de frente contra un camión y el conductor murió en el acto. Los investigadores constataron coincidencias en la identidad y la vestimenta con el hombre señalado como el principal sospechoso del crimen. Esa superposición temporal abrió interrogantes respecto de la mecánica del siniestro y de la posibilidad de que la fuga haya derivado en una maniobra extrema. Los peritajes sobre la moto, el estado del camino y la velocidad serán determinantes para establecer si hubo intención o desesperación.
Mientras avanzan las investigaciones, los hijos de la pareja quedaron bajo resguardo. Las actuaciones judiciales siguen su curso, aunque condicionadas por la imposibilidad de interrogar al presunto agresor. Con dos escenas separadas por pocos kilómetros y apenas unos minutos, el caso vuelve a poner en evidencia la fragilidad de los tiempos de respuesta frente a hechos de violencia extrema en contextos familiares.
Las próximas horas estarán marcadas por los resultados de las autopsias y la recopilación de testimonios. Lo que ya quedó instalado en la comunidad es una sensación de conmoción que difícilmente se disipe rápido: la ciudad deberá procesar un episodio que dejó dos muertes y una investigación abierta que busca ordenar, con la mayor precisión posible, un domingo que cambió por completo su ritmo habitual.
